La espiral maravillosa es un proyecto de Isabel Medarde.
Proyecto que aborda la vida de Leocadia Cantalapiedra, cineasta española de la época de las vanguardias. El objetivo primordial de La espiral maravillosa es rescatar las películas rodadas por Leocadia bajo los distintos álter ego que adoptó a lo largo de su vida y darlas a conocer al gran público.
Se tratará el tema en formato multidisciplinar a través de la página web del proyecto La espiral maravillosa.
La web albergará una selección con las piezas fílmicas más representativas de cada etapa de este personaje. Se mostrarán también otros documentos, la biografía, transcripción del diario y correspondencia de Leocadia, fotografías de la época, y documentos y estudios recopilados del contexto de este periodo de la historia desde el punto de vista de género.
OBJETO DEL PROYECTO
Con todo ello se pretende dar testimonio de cómo pudo ser la vida de una mujer, aspirante a ser una persona libre y realizarse profesionalmente en el mundo del arte, hacia finales del siglo XIX y principios del XX, tiempos en los cuales las mujeres no disfrutaban de las libertades más elementales como podían ser una educación superior y la de ejercer una profesión libremente, no sin tener que pasar muchísimas vicisitudes y con grandes renuncias en lo personal. También se invita a hacer una reflexión sobre la poca presencia que las mujeres han tenido y tienen en la historia del arte, y atestiguar que aquellas existieron, pero no son conocidas para el gran público.
Se pretende llegar a una última reflexión, que la autora de este proyecto se plantea. El espejo en el que se mira nuestra sociedad, retroalimenta la realidad. Si en ese espejo la figura femenina empieza a estar más presente, siendo incluida en la historia del arte en el lugar real que ocupó, quizás nos empiece a devolver en el futuro una realidad diferente.
Los niños y niñas en los colegios a través del estudio de la historia y a través de lo que reciben de la cultura popular siguen teniendo escasos referentes femeninos que puedan hacer que se proyecten a futuro en todas las dimensiones que cabría esperar. Esperemos que no siga resonando en el futuro el eco de las palabras de Renoir cuando dijo: “La mujer artista es sencillamente ridícula”.