A principios del siglo XX, un vendaval de nuevas ideas sacudió el arte y la cultura en Europa. España no fue la excepción, y de ese torbellino creativo surgió el Ultraísmo, un movimiento vanguardista que buscaba romper con las normas establecidas y experimentar con nuevas formas de expresión. Influenciados por las vanguardias europeas como el futurismo y el dadaísmo, los ultraístas se propusieron renovar el arte español a través de la literatura, la poesía y las artes plásticas. Sin embargo, y a pesar de su afán de modernidad, el Ultraísmo no estuvo exento de las contradicciones de su época, especialmente en lo que respecta al papel de la mujer. Esta realidad se vio reflejada en una secuencia de «La espiral maravillosa», un proyecto de investigación llevado a cabo por Bambara Zinema entre 2018 y 2022, que rescata la historia olvidada de las pioneras del cine. En este artículo, exploraremos la relación entre el Ultraísmo y las mujeres, y cómo «La espiral maravillosa» arroja luz sobre esta compleja temática.
Café Colonial de Madrid
Contexto histórico del Ultraísmo:
El Ultraísmo surgió en España alrededor de 1918, como una reacción contra el modernismo y la tradición literaria imperante. Liderado por figuras como Guillermo de Torre y Jorge Luis Borges, este movimiento vanguardista se caracterizó por su afán de romper con las convenciones y experimentar con nuevas formas de expresión. Influenciados por las vanguardias europeas como el futurismo italiano y el dadaísmo, los ultraístas buscaban un arte nuevo, más dinámico y acorde con el ritmo acelerado de la vida moderna.
El Ultraísmo se manifestó principalmente en la literatura, con la poesía como principal vehículo de expresión. La brevedad, la metáfora, la eliminación de lo superfluo y la experimentación con el lenguaje fueron algunas de sus señas de identidad. Aunque en menor medida, el movimiento también tuvo presencia en las artes plásticas.
Uno de los epicentros del Ultraísmo fue el Café Colonial de Madrid, un lugar de encuentro para artistas e intelectuales de la época. En sus tertulias se debatían las nuevas ideas, se leían poemas y se gestaban las revistas que difundían el ideario ultraísta. Precisamente, la escena de «La espiral maravillosa» que presentamos en este artículo transcurre en este emblemático café, mostrando cómo las ideas vanguardistas se abrían paso en la sociedad española de la época.
Cansinos Assens, organizador de la tertulia ultraísta madrileña.
(Años 20)
Jorge Luis Borges, el máximo exponente del ultraísmo en Latinoamérica
Guillermo de Torre ensayista, poeta ultraísta y crítico literario y de arte perteneciente a la generación del 27.
El papel de la mujer en el Ultraísmo:
A pesar de su afán de romper con las convenciones, el Ultraísmo no escapó a las contradicciones de su época en lo que respecta al papel de la mujer en la sociedad y en el arte. Si bien algunas mujeres participaron activamente en el movimiento, su presencia y reconocimiento fueron, en general, limitados.
Entre las mujeres ultraístas, destaca la figura de Lucía Sánchez Saornil, poeta y escritora que formó parte del núcleo inicial del movimiento. Sus poemas, cargados de rebeldía y compromiso social, se publicaron en revistas ultraístas como Ultra y Grecia. Otra figura relevante fue Norah Borges, hermana de Jorge Luis Borges, quien se destacó como pintora e ilustradora, colaborando con diversas publicaciones vanguardistas.
Lucía Sánchez Saornil. Redacción del periódico CNT en 1933. Saornil entre Mallada, Bartolomé, desconocido e Inestal
Norah Borges con su marido, Guillermo de Torre (1928).
Pintora, grabadora, dibujante, ilustradora, creadora de cartografías secretas, ex-libris, collages, tapices y xilografías, entre los aňos 20 y 30 ilustra las revistas vanguardistas españolas Grecia y Ultra
Sin embargo, la participación de estas y otras mujeres a menudo quedaba eclipsada por la de sus colegas masculinos. Los roles de género tradicionales seguían vigentes, y la mujer era representada en muchas ocasiones como musa, objeto de deseo o figura decorativa, en lugar de como creadora.
Un ejemplo de esta mentalidad lo encontramos en la escena de «La espiral maravillosa» que transcurre en el Café Colonial. Allí, los ultraístas, reunidos en animada tertulia, se burlan de la posibilidad de que una mujer dirija una película. Frases como «Las mujeres donde tienen que estar es en su casa» reflejan el machismo imperante en la época, incluso en círculos que se consideraban a sí mismos modernos y vanguardistas.
Esta contradicción entre la búsqueda de la modernidad y la persistencia de ideas conservadoras sobre la mujer es uno de los aspectos más interesantes –y a la vez más problemáticos– del Ultraísmo. ¿Por qué, a pesar de su afán de romper con la tradición, este movimiento no logró trascender las limitaciones de género de su época? Es una pregunta que aún hoy nos invita a la reflexión.
«La espiral maravillosa» y la crítica a la posición de las vanguardias frente a las mujeres
«La espiral maravillosa» no se limita a rescatar del olvido a las pioneras del cine, sino que también se atreve a cuestionar las contradicciones de la época, incluyendo la visión machista presente en algunos círculos intelectuales. Una de las escenas más reveladoras de la película transcurre en el Café Colonial de Madrid, un lugar que en la década de 1920 se convirtió en punto de encuentro para los artistas e intelectuales de la época, y hervidero del movimiento ultraísta.
En el filme, el Café Colonial se convierte en un cine improvisado donde Nicolás Oliver, un joven cineasta, proyecta sus creaciones ante la mirada expectante de los ultraístas. La escena está cuidadosamente ambientada para recrear la atmósfera de la época, con una iluminación tenue que evoca las salas de cine de principios del siglo XX.
Los personajes que participan en la escena están inspirados en figuras reales del Ultraísmo, lo que aporta un toque de autenticidad al relato. Entre ellos, destaca Alberto, quien lee el poema «Helicóptero» ante sus compañeros, y Tempri, que encarna la visión más conservadora del grupo.
Tras la proyección de «Zapatos», una película que versiona la obra de la cineasta estadounidense Lois Weber, se desata un debate entre Nicolás y los ultraístas. Frases como «Perdone Nicolás, pero… la única dignidad de la mujer es la de ser madre», «Hacedla buena madre y habréis hallado su oficio» o «Pues hará películas, pero será una marimacho», pronunciadas por los personajes, reflejan la mentalidad machista de la época y contrastan con la supuesta modernidad del movimiento.
«La espiral maravillosa» pone de manifiesto la contradicción entre la imagen de vanguardia de los ultraístas y su postura conservadora sobre la mujer. A través de esta escena, la película nos invita a reflexionar sobre las limitaciones de género que persistían incluso en los círculos más «modernos» de la época.
La película no solo denuncia el machismo presente en el Ultraísmo, sino que también reivindica la figura de las mujeres que, a pesar de las dificultades, lograron dejar su huella en la historia del cine. Al rescatar sus historias y mostrar sus logros, «La espiral maravillosa» contribuye a construir una visión más justa e inclusiva de la historia del arte.
Aquí os dejamos el capítulo de «La espiral maravillosa» dedicado a Los ultraístas.